Las personas formamos ideas o conceptos de las cosas y de las personas. Cuando nos formamos una imagen o concepto de una persona sintetizamos una muestra de sus comportamientos, de la información que nos da, de nuestra experiencia con ella, y con todo ello nos creamos una imagen de esa persona. Lo mismo hacemos respecto a nosotros mismos. Tenemos un concepto o imagen de nosotros mismos que puede ser más o menos preciso. En algunas ocasiones, esa imagen de nosotros mismos está claramente distorsionada.
Es entonces cuando sometemos esa imagen a evaluación, de modo que nos gusta o no nos gusta, la vemos como buena o mala, la aceptamos o la rechazamos, la respetamos o la denigramos. Esto sí es la
autoestima. La valoración que damos a nuestra imagen, la valoración que otorgamos a nuestro autoconcepto. Si la imagen que creemos que tenemos no nos gusta y se aleja en exceso
de la imagen ideal que queremos tener, la autoestima será muy baja. A veces una autopercepción muy negativa de nosotros mismos y un ideal inalcanzable, hacen que nos sintamos muy mal y esos
sentimientos negativos harán que nuestra propia percepción de nuestros valores sea errónea. Normalmente son los demás quienes ven más cosas positivas que las propias personas con baja
autoestima.
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